LOS DETALLES MÁS VALORADOS
Hace pocos días tuve la oportunidad de meter las manos en la masa de otra elaboración musical, en este caso, una flauta. No tenía aún todos los ingredientes sobre mi mesa de trabajo cuando me vino a la cabeza aquel conocido singspiel de Mozart. Fue así como comencé a canturrear La famosa “Flauta Mágica” y casi sin darme cuenta, tenía entre mis manos el dulce que hoy veis aquí.
No se si esta flauta le habrá servido a Álvaro para conseguir un hito tan relevante como el que dibujaban los hermanos Grimm en su fábula sobre la ciudad de Hamelín. De lo que no tengo dudas es de que el detalle que tuvo con Elena fue, con diferencia, mucho más aplaudido que el infravalorado trabajo del pobre cazador de ratas de “El Flautista de Hamelín”.
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